lunes, 10 de diciembre de 2007

Curiosidades


Fecundada por una bala
El doctor L. G. Capers de Vicksburg, relata un incidente ocurrido durante la Guerra Civil Norteamericana tal como sigue: Una madre y sus dos hijas, de quince y diecisiete años de edad, llenas de fervor patriótico, estaban listas para atender a las heridas de sus compatriotas en su fina residencia cerca de la escena de la batalla de R----, el 12 de mayo de 1863, entre una porción del ejército de Grant y algunos Confederados. Durante la riña un joven galán y amigo de las jóvenes se tambaleo y cayó a tierra; al mismo tiempo se oyó un grito penetrante en la casa cercana. El examen del soldado herido mostró que una bala había atravesado el escroto y se había llevado el testículo izquierdo. La misma bala había penetrado el lado izquierdo del abdomen de la joven mayor al parecer, a mitad del camino entre el ombligo y los procesos espinosos superiores del ilion, y se había perdido en el abdomen. Esta hija sufrió un ataque de peritonitis, pero se recuperó en dos meses bajo tratamiento. Sólo doscientos y setenta y ocho días después parió un varón de 8 libras, para sorpresa de ella y la mortificación de sus padres y amigos. El himen estaba intacto, y la joven madre insistió vigorosamente en su virginidad e inocencia. Aproximadamente tres semanas después de que este nacimiento notable el Dr. Capers fue llamado para ver al infante, y la abuela insistió que había algo malo con los órganos genitales del niño. El examen mostró un escroto áspero, hinchado, y sensible, conteniendo alguna sustancia dura. Él operó, y extrajo una pequeña bala golpeada y aplastada. El doctor, después de alguna meditación concluyó que ésta era la misma bala que había llevado el testículo de su amigo que había penetrado el ovario de la joven señora y, con algunos espermatozoos en él, la había fecundado. Con esta convicción él se acercó al hombre joven y le dijo las circunstancias; el soldado parecía escéptico al principio, pero consintió visitar a la joven madre; una amistad sucedió qué pronto llevó a un matrimonio feliz, la pareja tuvo tres niños, pero ninguno como el primero se parecía tanto al heroico padre de familia.

Menstruación en el hombre

Las referencias a descargas periódicas de sangre en el hombre, constituyendo lo que se conoce como menstruación masculina se han encontrado frecuentemente en la literatura y son particularmente interesantes cuando la descarga es por la uretra peneana, por la analogía con la menstruación en la mujer. Los autores más antiguos citaron varios casos, y Mehliss plantea que ese fluido de sangre por el pene se infligió a los judíos como un castigo divino. Bartholinus menciona un caso de un joven que también es referido por otros varios autores. Gloninger cuenta de un hombre de treinta y seis años, quién, desde la edad de diecisiete años y cinco meses, había tenido manifestaciones lunares de menstruación. En cada ocasión se acompañó de dolores lumbares y en la región hipogástrica, perturbación febril, y una descarga sanguinolenta por la uretra parecida en el color, la consistencia, etc., al flujo menstrual. Rey relaciona que mientras asistia a un ciclo de conferencias médicas en la Universidad de Louisiana conoció de un estudiante joven que poseía los órganos masculinos normales, pero en quién ocurría periódicamente algo semejante a la menstruación. La causa era inexplicable, y el portador resultaba profundamente afligido por ello. Él había menstruado durante tres años un exudado fluido de las glándulas sebáceas del surco balanoprepucial (detrás de la corona del glande); este fluido era de apariencia semejante al flujo menstrual. La cantidad era de una a dos onzas, y la descarga duraba de tres a seis días. En esos momentos el estudiante tenía veintidós años de edad y fue descrito por el autor como de un temperamento linfático, no particularmente lujurioso, y no era víctima de ninguna enfermedad venérea. Pinel menciona un caso del un capitán en el ejército (M. Regis), quién estaba herido por una bala que se mantenía retenida en el cuerpo después de lo cual presentaba una descarga mensual por la uretra. Pinel llama la atención particularmente a la analogía en este caso mencionando pues si el capitán se exponía a la fatiga, la privación, el frío, etc., exhibía los síntomas ordinarios de amenorrea o supresión de la menstruación. Fournier habla de un hombre de más de treinta años de edad, quién había tenido menstruación desde la pubertad, poco después su primer contacto sexual. Él experimentaba dolores del tipo premenstrual, aproximadamente veinticuatro horas antes de la aparición del flujo que disminuían cuando la menstruación comenzaba. Se describe como un hombre de una naturaleza intensamente voluptuosa que constantemente se abandonaba a los excesos sexuales. El flujo era abundante en el primer día, disminuía en el segundo, y cesaba en el tercero.


Larga Retención de Embarazo Uterino

Los casos de embarazos intrauterinos retenidos largo tiempo están registrados y merecen tanta consideración como los extrauterinos. Albosius habla del transporte por la madre un niño osificado en el útero durante veintiocho años. Cheselden habla de un caso en que un niño se llevó muchos años en el útero, convirtiéndose en una sustancia como la arcilla, pero conservando forma y contorno. Caldwell menciona el caso de una mujer que llevó un feto osificado en su útero durante sesenta años. Camerer describe la retención de un feto en el útero durante cuarenta y seis años; Stengel, uno durante diez años, y Storer y Buzzell, durante veintidós meses. Hannæus, en 1686, emitió un articulo bajo el título, "Mater, Infantis Mortui Vivum Sepulchrum'' qué puede encontrarse en la traducción francesa. Buchner habla de un feto retenido en el útero durante seis años, y Horstius relaciona un caso similar. El libro anual de Schmidt contiene el informe de una mujer de cuarenta y nueve años, que tenía dos niños. Mientras trillaba el maíz sintió el dolor violento como de parto, y después de una enfermedad sufrió una descarga fétida constante de la vagina durante once años, salían huesos con episodios de dolor ocasionalmente. Esta pobre criatura trabajó los durante once años al final de los cuales tuvo que guardar cama y murió con síntomas de peritonitis purulenta. En la necropsia el útero se encontró adherido a la pared anterior del abdomen conteniendo remanentes de un feto podrido con numerosos huesos. Hay un caso recogido de la muerte de un feto que ocurre cerca del término de la gestación, su retención y la descarga subsecuente a través de una apertura espontánea en la pared abdominal uno o dos meses después.Meigs cita el caso de una mujer que fechó su embarazo en marzo, 1848, qué ocurrió normalmente durante nueve meses, pero ningún trabajo de parto sobrevino al término y los menstruos reaparecieron. En marzo de 1849, ella elimino unos huesos fetales por el recto, y en mayo, 1855, murió. En la necropsia se encontró que el útero contenía los restos de un feto totalmente desarrollado, menos las porciones descargadas a través de una conexión fistulosa entre la cavidad uterina y el recto. En este caso había habido retención de un feto totalmente desarrollado durante nueve años. Cox describe el caso de una mujer que a los siete meses de embarazo presentó convulsiones; los supuestos dolores de parto pasaron de tiempo, y después su muerte el feto se encontró en el útero, después de haber estado allí durante cinco años. Ella presentó un retorno temprano de los menstruos, y éstos se repitieron regularmente durante cuatro años. Dewees cita dos casos en uno el niño se llevó veinte meses en el útero; en el otro, la madre todavía vivía dos años y cinco meses después de la gestación. Otro caso fue el de una mujer de sesenta, quién había concebido a los veintiséis años, y en quien el feto fue encontrado, osificado en parte, en el útero después de la muerte.

Inicios de la Inseminación Artificial

Ha habido rumores del principio del siglo XX de mujeres que se inseminan en un baño, al contacto con telas que contenían el semen, etc., y hasta cierto punto las autoridades en la jurisprudencia médica han aceptado la posibilidad de tales hechos. Se considera que la fertilización de plantas puede haber sido conocida en los más antiguos tiempos, y se cree que la biblioteca de Alejandría debe de haber contenido alguna información acerca de esto. El primer relato auténtico que tenemos de inseminación artificial es de Schwammerdam que en 1680 intentó sin éxito la fecundación de los huevos de pez. Roesel, su alumno, hizo un esfuerzo en 1690, pero también falló; y a Jacobi, en 1700, le corresponde el honor del éxito. En 1780, Abbe Spallanzani, siguiendo al éxito de Jacobi, inseminó una perra que pario sesenta y dos días después 3 cachorros todos pareciéndose al macho. El ilustre John Hunter aconsejó a un hombre afligido con hipospadias inseminar a su esposa con inyecciones vaginales de semen en agua con una jeringa ordinaria, y, a pesar de la simplicidad de este método, el resultado que siguió fue exitoso. Desde estos tiempo, Nicolás de Nancy y Lesueur practicaron el método vaginal simple; mientras Gigon, d'Angoulême (14 casos), Girault (10 casos), Marion Sims, Thomas, Salmón, Pajot, Gallard, Courty, Roubaud, Dehaut, y otros han usado el método uterino más moderno con éxito. El semen de un perro fue inyectando en el útero de una perra, con éxito inseminándola. Girault; informa varios ejemplos por completo. Un caso era el de una mujer, de veinticinco años, afligió por blenorragia a la que se le inyectó semen con agua en la vagina repetidamente durante dos meses, y finalmente tuvo éxito inseminándose y parió un niño vivo. Otro caso era eso de una mujer de 23 años, quién tenía el canal vaginal muy largo, a lo que probablemente respondía la ausencia de embarazo. Ella se hizo inyecciones de semen, y pario finalmente de un niño. Él también informa el caso de un músico distinguido que, por causa de hipospadias, no había tenido hijos, y había acudido a las inyecciones de semen con un resultado favorable. Esto nos garantiza la posibilidad de que hombres con Hipospadias y Epispadias puedan ser padres. Percy expone el caso de un señor quien él había conocido por algún tiempo cuya uretra terminaba debajo del frenillo, como en otras personas, pero cuyo el glande se pandeó de forma bastante prominente más allá de él, con lo que la micción en el imposible en dirección delantera. A pesar del hecho de que este hombre no podía realizar eyaculaciones adecuadas, era el padre de tres niños, dos de ellos que heredan su características peneanas. La condición fundamental de fecundidad que es la unión de un espermatozoide y un óvulo, el objeto de la inseminación artificial es facilitar esta unión presentando el semen directamente al fondo del útero. El funcionamiento es bastante simple y en libros antiguos de Medicina se describe como sigue: si el marido se encuentra absolutamente saludable, se dirige a cohabitar con su esposa usando un condón. El semen eyaculado se aspira con una jeringuilla qué se ha desinfectado adecuadamente y se ha guardado al calor (35 o 36º). Se expone el cuello del útero y se limpió con algún algodón que se ha sumergido en un fluido antiséptico; y se introducen algunas gotas de fluido en el interior del útero. La mujer se acuesta entonces manteniendo los pies en alto. Este procedimiento es mas efectivo si se realiza a mitad del ciclo menstrual, y debe repetirse durante varios meses si no resulta exitoso el primer esfuerzo .

Telegonía

La influencia de la simiente paterna en la constitución física y mental del niño es bien conocida, sin embargo Weismann en su libro "Das Keimplasma'' acuñó la palabra Telegonía, que define como "Infección del Germen", planteando mas adelante que se refiere a "Esos casos dudosos en que se dice que la descendencia se parece, no al padre, pero si a un compañero anterior de la madre" o, en otros términos, la supuesta influencia de una pareja anterior en la descendencia producida por un compañero siguiente con la misma madre. En una discusión de la Telegonía ante la Royal Medical Society, Edimburgo, el 1 de marzo de 1895, Brunton Blaikie, como forma de definir la Telegonía a través de un ejemplo práctico, prologó sus comentarios citando el ejemplo clásico que primero atrajo la atención del mundo científico con relación a este fenómeno, citándose una carta de Lord Morton al Presidente de la Royal Medical Society en 1821, que planteaba: Por el año 1816 Lord Morton apareo un caballo salvaje con una yegua castaña joven de 7/8 partes de sangre árabe que nunca se había preñado. El resultado fue una hembra híbrido qué se pareció a ambos padres. Él vendió la yegua al Señor Gore Ousley y dos años después de que ella parió el híbrido se puso con un caballo árabe negro. Durante los dos años siguientes ella tuvo dos potros que Señor Morton describe así: "Ellos tienen el carácter de la casta árabe como puede esperarse cuando 15/16 de la sangre es árabe, y son especimenes finos de la casta; pero ambos en su color y en el pelo de sus melenas tienen un parecido llamativo al caballo salvaje. Su color es bayo marcado más o menos como el caballo salvaje en un tinte más oscuro. Los dos se distinguen por la línea oscura en el dorso a lo largo del espinazo, las rayas oscuras por el frente, y barras oscuras por la parte de atrás de las piernas'' El Presidente de la Royal Society vio los potros y verificó la declaración de Señor Morton. Herbert Spencer, en la Contemporary Review de mayo, 1893, expone varios casos comunicados a él por su amigo Sr. Fookes de quien Spencer dice que a menudo es designado juez de animales en las muestras agrícolas. Después de dar varios ejemplos sigue diciendo "Un amigo cercano tenía una valiosa perra Dachshund que estuvo con un perro ovejero perdido. El año siguiente el dueño la cruzó con un puro perro Dachshund, pero las crías tomaron tanto del primer perro como del segundo, el año siguiente le envió a otro Dachshund, con el mismo resultado." Lord Polwarth dueño de la muy fina casta de Border Leicesters es afamado a lo largo de Bretaña, siendo grande su conocimiento en el asunto de engendrar ovejas, dice que “En la oveja nosotros consideramos siempre que si una oveja engendra de un carnero de Shrop, nunca estáremos seguros de que sea capaz de engendrar puros Leicesters, y las crías tendrán la inclinación a tener las piernas pardas o coloreadas incluso cuando el padre es un puro Leicester. Esto se ha demostrado en varios casos, pero no es invariable'' Se conocen y registran en la literatura múltiples ejemplos de casos de Telegonía en distintas especies animales.


1 comentario:

Unknown dijo...

no se rick parece falso